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17/03/2017: LA MOVILIDAD URBANA.

Virgilio ha dado inicio a la clase de hoy, planteando la siguiente cuestión en nuestro Rincón del Pensamiento Crítico: 

Ø  ¿Están nuestras ciudades urbanizadas ideadas para los niños?

Para introducir el tema de la movilidad urbana hemos visto un vídeo sobre Francesco Tonucci (Fano, 1940) también conocido por el seudónimo "Frato", un pensador, psicopedagogo y dibujante italiano. Éste, es autor de numerosos libros sobre el papel de los niños en el ecosistema urbano y de artículos en revistas italianas y extranjeras.



Sus investigaciones se centran en el desarrollo cognitivo de los niños, su pensamiento, su comportamiento y la relación entre la cognición de los niños y la metodología educacional.


Antes de debatir y contestar a la pregunta hemos visto algunos vídeos en los que Francesco Tonucci nos explica más sobre la movilidad urbana relacionada con los espacios destinados a los niños.

Vídeo 1: Franceso Tonucci y la ciudad de los niños como espacio público para todos.



Vídeo 2: Los niños según Frato.


Cuando vemos a los niños, a nuestras futuras generaciones, en la calle, esto es sinónimo de una ciudad “sana” como estructura ambiental. Si ocurre lo contrario, significa que la ciudad es “enferma”.
Destaca su proyecto llamado “La ciudad de los niños”. Al cual, desde hace dos décadas, se han unido unos 2000 municipios europeos y latinoamericanos. Explica que la sociedad adulta ha pensado en una sociedad adaptada a sus necesidades. El diseño que se encuentra en la mente de nuestros niños y jóvenes es totalmente diferente. Nuestra ciudad no es un espacio público, ya que solo es accesible a aquellos que pueden adaptarse a su ritmo, al tráfico, a las aceras, a los espacios delimitados y separado del espacio lúdico de los niños.

Pero…
¿Cómo podemos conocer la opinión de los niños y jóvenes?
¿A través de que institución pueden canalizarse sus demandas?
¿De verdad seríamos capaces de escuchar su opinión?

La solución a estas cuestiones, según Francesco Tonucci, radica en la propuesta a los alcaldes, los cuales tendrían que asumir a los niños como parámetros de evaluación y de cambio ya que una ciudad será adecuada para todos si es adecuada para los niños y viceversa.

LA AUTONOMÍA DE LOS NIÑOS


Como vemos la autonomía de los niños y niñas han disminuido. Nuestras futuras generaciones necesitan un espacio de juego que vayan creciendo con ellos, espacios abiertos sin necesidad de prohibirles jugar ni imponerles limitaciones con nuestras normas. 

De esta manera, tenemos que conseguir que el espacio de juego sea la misma ciudad.
Estamos perdiendo espacios públicos y el sentido de público. Asumimos como derecho, por ejemplo, aparcar nuestros coches privados ocupando espacios públicos. Nuestra ciudad está llena de lugares protegidos y vigilados por los adultos y como consecuencia, cambiando la vida, las oportunidades y las experiencias de los alumnos.


El niño crece jugando, está demostrado que es una de las dinámicas con las que más aprenden e interiorizan los conocimientos. Pero, a pesar de que hay una gran inmensidad de supermercados, tiendas, centros comerciales especializados en juguetes, etc., no estamos dirigiendo al juego en su dirección correcta. No se puede comprar el juego y tampoco acompañar al niño a que lo haga. El juego tiene que ser autónomo. Está claro que debemos enseñarles las reglas sociales básicas como, por ejemplo, no hablar con desconocidos, pero siempre ha de ser autónomo. Para ello, es necesario buscar espacios y situaciones controladas y evitar compensar, por decirlo de alguna manera, a los niños que no pueden salir de casa con juguetes.

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